domingo, 20 de junio de 2010

Mujeres musulmanas: la mejor excusa de Occidente

El ideario rescatista de Occidente es el mejor constructo político y cultural, y a su vez la mejor excusa. El drama de la mujer musulmana es "útil" a los intereses de Occidente.

Para entender la presente perspectiva global en torno a la relación Islam-genero es preciso tomar en cuenta una importante variable independiente: . Comprender la presente situación de las mujeres en el mundo musulmán requiere un inevitable escrutinio del legado Orientalista, en cuanto a la construcción de la sexualidad árabe-islámica y su re-conceptualización permanente a través de la historia. El Orientalismo ha sido una estrategia sistemática de negación de las características y virtudes del “Otro”, una herramienta de confrontación, intervención y control, tanto político- económico como cultural, de parte del mundo occidental hacia aquella “otra” civilización. (Said, 1990)
Las mujeres musulmanas y sus variadas penurias son “interpretadas”, según conveniencia del poder hegemónico, representado hoy por EEUU y sus lacayos europeos; asimismo son comparadas con un “ideal” occidental de libertad, derechos y bienestar. Modelo de vida lejano incluso para la mayoría de las mujeres de Occidente; pero escaso o nulo debate existe sobre aquello. Cuando se trata de aberraciones o maltratos, la imagen -cual reflejo condicionado-, siempre son las sufrientes musulmanas, ningunas otras.
El objetivo de este escrito no es negar los abusos. Ocurren, es un hecho. El detalle olvidado es que es un hecho masivo, repetitivo, histórico: permea democracias y dictaduras, riqueza y pobreza, ronda al ser humano, por tanto, al Islam, al cristianismo, hinduismo, budismo y/o judaísmo. Las mujeres musulmanas no son la excepción; no sufren ni más ni menos. Sí, están más expuestas, estereotipadas, salen en la tele; básicamente, están de moda; pero es el género el que está preso en una larga y dolorosa historia de jerarquía patriarcal.
Todos hacen sobremesa y comentan con horror la lapidación en Afganistán, la mutilación genital en Somalia o las muertes por honor en Palestina. Burkas y velos se han consagrado como símbolos innegables de subyugación y dolor. Los factores comunes cuando se analizan las causas de estas “particularidades” son, sin objeción, el Islam y lo “árabe”; aún cuando los países aludidos profesen el Islam, entre otras religiones, o bien no sean étnicamente “árabes”. En este caso, Somalia y Afganistán no lo son. Asimismo, respecto de la mutilación femenina es una practica pre-islámica que prevalece hasta hoy y es practicada en diversas zonas de Africa, independiente de la religión que se profese.
Hemos aprendido –hemos sido enseñados- a analizar la realidad a partir de asociaciones espurias, simples, poco sustanciosas… infantiles. El eficiente reduccionismo que ha marcado la lógica Islam-genero prefiere las profecías autocumplidas y olvida “detalles” dignos de incluir en el análisis, tales como: la extrema pobreza, analfabetismo, represión, bombardeos, saqueos y corrupción, todos los anteriores premeditadamente propiciados por Occidente, desde su primera incursión colonialista en zona, allá por el siglo XVIII, hasta su más reciente y aún vigente inmersión en Irak, iniciada en 2003, una práctica milenaria(pre islámica) que se hace en países con diversos credos.
Irónico y paradójico, nosotros, occidentales, estamos tan consternados desde nuestros sillones con las dramáticas historias musulmanas que llegan por tv, que financiamos con nuestros impuestos guerras y compras de armamento, respaldamos el envío de tropas para ir en una aventura salvadora de aquellos -lejanos y culturalmente incompresibles- niños y mujeres. Convenidos de nuestra superioridad moral desperdigamos humanismo a lejanos confines sin percatarnos de nuestro más cercano entorno.
La efusividad no es la misma a la hora de aliviar las desdichas que aquejan a mujeres de Occidente. La determinación es escasa para combatir, por ejemplo, el lucrativo y perverso negocio de trata de blancas. Tampoco ninguna sanción o ayuda humanitaria para erradicar la prostitución de niñas brasileras, cubanas o ucranianas, entre otras. Ni para investigar y castigar a los culpables de las miles de muerte y desapariciones de las maquiladoras en Ciudad de Juárez…. Los femicidios en las zonas rurales de Los Andes…el trafico de drogas en los cuerpos de jóvenes analfabetas de Colombia y Peru…. Etc, etc, etc.
Las mujeres de occidente padecen tristes karmas al igual que las de Oriente pero hay escaso o nulo debate al respecto, ¿por qué? Pues, principalmente, porque a que las éticas liberadoras y los rescates humanitarios son una ilusión…una idea creíble, deseable pero, al fin y al cabo, falsa. El ideario rescatista de Occidente es el mejor constructo político y cultural, y a su vez la mejor excusa. El drama de la mujer musulmana es “útil” a los intereses de Occidente. El drama de las Occidentales no… por el contrario, develar e incrementar la lucidez acerca de la real situación en que vive gran parte de las mujeres occidentales es también minar el autocomplaciente discurso de superioridad valórica en el cual nuestra sociedad se funda y retroalimenta.
En este sentido, apuntar al mundo musulmán tiene múltiples propósitos. No es sólo el contrincante cultural al que hay que desacreditar e invalidar, es, por sobre todo, la llave, el catalizador de la permanencia y supremacía político-económica de Occidente. Que mejor estrategia que reducir la identidad del contendor a un conjunto de íconos y asociaciones negativas: sólo burkas, barbas, violencia e irracionalidad somos capaces de ver entre aquellos que profesan el Islam; lo cual justifica todo tipo de “operaciones de rescate” e intromisiones.
El tema de género y Mundo Árabe es apasionante, precisamente, porque permite revelar la compleja relación política entre Oriente-Occidente. A través de él podemos apreciar una sistemática y exitosa estrategia de consagración del exclusivismo de Occidente como modelo ideal de sociedad. En términos más amplios, las mujeres, su condición, sus desgracias, sus logros, han sido, desde los orígenes de la historia la herramienta política más eficaz; el objeto que permite observar la dinámica y tensión de una evolución socio-cultural monopolizada por una tradición machista.
En el presente convulsionado escenario global, CNN, bastión por antonomasia de la política exterior estadounidense y del cual se pautean -conscientes o no-, todo el resto de los medios a nivel mundial, ofrece propaganda política disfrazada de objetividad noticiosa. La noción de la prensa como “4to poder” es, justamente, debido a su habilidad para “(de)construir” realidades, dramatizar y sensibilizar masas, fabricar estereotipos a partir de simplificaciones, fomentar egos, ignorancias, intolerancias. En concreto, disfrazar intervencionismos, guerras y castigos como deberes morales.
El principal resultado de lo anterior no ha sido más frustración y deterioro. Cada “operación de rescate” trae consigo mayor menoscabo de la condición de las mujeres en el mundo Islámico… mayor represión , mayor hambre, mayor muertes, mayores abusos sexuales, esto último propiciado particularmente por las propias tropas “de ayuda humanitaria”. (Hynes y Lopes Cardozo, 2000)
El caso de las mujeres afganas es emblemático. Ya no salen en CNN y eso no significa que su vejatoria condición haya cambiado al remover a los talibanes del poder. Recordemos que este grupo llegó gobernar Afganistán gracias al financiamiento de Estados Unidos y sus aliados para la compra de armas, construcción de madrasas e impresión de Coranes. El rigorismo religioso de este grupo fue fomentado como contrincante político de la influencia rusa en la zona, así como de la Alianza del Norte, grupo de saqueadores y violadores en ese entonces en el poder, abusivos en extremo con la población, especialmente con las mujeres.
En ese contexto, los entonces amigos talibanes hicieron el trabajo sucio: lavado de cerebro, reclutamiento, adiestramiento, guerra de guerrillas en poblados hasta que lograron la victoria en 1996. En cuanto a las mujeres, ellas seguían viviendo una dramática situación, pero no fue hasta que los talibanes se revelaron al amo cuando los sendos reportajes empezaron a mentalizar la opinión pública mundial. Finalmente, se da la venia a un nuevo bombardeo libertario en una zona que lleva desde 1837 lidiando con las vicisitudes colonialistas de Occidente. Hoy se habla de un Afganistán “democrático”, gobernado por el honorable señor Hamid Karzai, uno de los ex líderes de la corrupta y abusiva Alianza del Norte. Saque usted sus propias conclusiones al respecto.
Actualmente, el turno es de las iraníes, se dice que sufren por el rigorismo religioso de corte shiíta impulsado por el delincuente “nuclear” Mahmoud Ahmadineyad hoy en el poder. Curiosamente, estas nuevas las victimas están también oportunamente relacionadas con los objetivos estratégicos de las potencias occidentales….
En definitiva, las mujeres han sido las victimas y chivos expiatorios de la mayoría de los proyectos fallidos. La excusa a los reales problemas que las eternizan en esta situación de desgracia. No es el Corán el que le niega la dignidad a la mujer sino la instrumetalización política de la religión. El problema no es religioso es socioeconómico y tiene como principal víctima a la mujer.
Una efectiva solución a esta realidad pasa por erradicar el real mal que afecta a las sociedades, tanto islámicas como occidentales, principalmente el machismo, la ignorancia, la pobreza, el analfabetismo; la indefensión, en general. El remedio no está en imponer categorizaciones sino en el real entendimiento de la complejidad del fenómeno. La ignorancia no es una adecuada estrategia para enfrentar el convulsionado presente. “Cada uno debe encontrar la manera de entender y conocer al prohibido “otro” (Said & Barenboim, 2002 )
Fabiola Samhan es Periodista de la Universidad de Chile y Diplomada en Cultura Árabe e Islámica de la Universidad de Chile.
Bibliografía

Hynes, M. & B. Lopes Cardozo (2000). Sexual Violence against Refugee Women. Journal of Women’s Health & Gender-Based Medicine. 9(8). Disponible Online en:
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Jacobs, S.; R. Jacobson; J. Marchbank (2000). States of Conflict: Gender Violence and Resistance. New York: St. Martin Press. Disponible online en:
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Mernissi, F. (1992). El Miedo a la Modernidad. Madrid: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo
Mernissi, F. (1987). El Harén Político. Madrid: Ediciones del Oriente y del Mediterráneo
Said, E. (1990). Orientalismo. Madrid: Editorial Libertarias Prodhudi.
Said, E. & D. Barenboim (2002). Parallels and Paradoxes: Explorations in Music and Society. London: Blomsbury
Rashid, A. (2002). Taliban: Islam, Oil and The New Great Game in Central Asia. London: IB Tauris. Disponible online en:
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Samhan, F. (2006). Las Hijas del Islam. Santiago: Mare Nostrum
Thomas, K. (2007). Sexual Violence: Weapon of War. Forced Migration Review. 27(8). Disponible online en:
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United Nations Population Fund-UNFPA (2006). Sexual Violence Against Women and Girls in War and Its Aftermath: Realities, Responses, and Required Resources. Disponible online en:
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Fuente: webislam

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